KOTRA: Agencia de Inversión y Comercio Coreana
Cámaras Empresariales: articuladores del patrimonio cultural
Emen.- La dolarización es un tipo de régimen cambiario extremo e irreversible en teoría. El ex presidente ecuatoriano Rafael Correa, 15 años después de la implementación de la dolarización, manifestó “su posición contraria respecto a la implementación de la dolarización, por cuanto implica para su gobierno la mutilación de una herramienta tan importante como lo es la política monetaria, pero también ha declarado que salir de la misma sería muy costoso”. (El Universal 25 de octubre de 2015)
Los últimos años, los resultados de las políticas económicas, monetarias y fiscales que han implementado el gobierno venezolano, no han cumplido con las expectativas. Las necesidades de la población siguen creciendo y cada vez se ve menos eficaces las políticas ejecutadas. Y una de los hechos más notorios y que afecta directamente a los ciudadanos es el desabastecimiento y la hiperinflación. Y es ese agrio escenario se ha puesto el tema de la dolarización de la economía venezolana como una opción a tomar en el corto plazo.
El caso de Ecuador; por ser el último país que ha adoptado la dolarización como medida de control, la implementación de la política fue vista como tabla de salvación de la economía del país suramericano, lo único que aparentemente detuvo una devaluación frenética y un pánico financiero que amenazaban con dejar al país en la ruina.
El contexto y los antecedentes de la economía venezolana de hoy en día, tienen características que diferencian la situación en el año 2000 tenía el Ecuador.
Mantener el valor de la moneda local de curso legal ha sido desde el siglo XIX una de las funciones básicas de las autoridades en materia monetaria. Para muchos se considera, entre otras cosas, un atributo de soberanía y una herramienta central del manejo económico.
Debemos consolidar las estructuras que garanticen. que las instituciones encargadas de regir la política económica, cuenten con la autonomía para la planificación e implementación de medidas con un signo monetario cuyo valor sea medianamente predecible, estable y competitivo.
Las sociedad en general y las autoridades en particular han asimilado que de la sola renta petrolera no podemos seguir dependiendo como eje central de generación de divisas y la competitividad en los mercados globales de nuestros bienes y servicios son los principales medios de subsistencia los que nos pueden garantizar ingresos estables.
Cuando un país exportador de materias primas y de orientación monoproductora como el nuestro padece un impacto negativo –shock– en el ámbito de su balanza comercial, suele suceder que la producción agregada – la de todos los bienes y servicios – disminuye, la inflación se incrementa y la moneda se deprecia. Ante este escenario se plantean las siguientes preguntas: ¿El Banco Central de Venezuela, debería devaluar la moneda para animar la producción induciendo más inflación o debería intentar apreciar la moneda para apuntalar el poder de compra aunque ello agudice el déficit en la balanza de pagos y desestimule la producción interna e incremente el desempleo?
Los antecedentes de algunos países de Latinoamérica muestran que la tendencia ha sido la de adoptar medida de subir la tasas de interés porque temen la inestabilidad provocada por la inflación y la depreciación descontroladas. Pero a medida que ha aumentado la credibilidad en el marco de política monetaria y la independencia de los bancos centrales, muchos de ellos optaron por el camino de los países más desarrollados: utilizando la política monetaria de manera anticíclica para atenuar la recesión. Éstas medidas anticíclicas son de dos tipos: monetarias y fiscales. Las primeras se caracterizan por reducir las tasas de interés de los bancos centrales para permitir mayor liquidez.. Las segundas son más lentas; Pueden ser: reducir impuestos, inducir mayor gasto público o una combinación de ambas.
Los expertos hablan de distintos tipos de inflación. Sin embargo, definir la inflación como el aumento generalizado de los precios no suele ser la manera correcta de explicar el término. El aumento de los precios es un efecto de la inflación, producto de un incremento de la masa monetaria por encima al de la producción de bienes y servicios, cuyo excedente utiliza el gobierno de turno para cubrir su déficit presupuestario o aumentar sus gastos.
El proceso de crecimiento exponencial del indicador económico, al punto de llegar a la hiperinflación, como dijimos, coloca en debate la dolarización de la economía venezolana. Adoptar esa medida tendría efectos encontrados. El optar por la recuperación del valor adquisitivo del bolívar el país cuenta con la aceptación de profesionales y expertos venezolanos en materia económica, fiscal y monetaria, tanto del sector público como privado.
Se necesita generar confianza y robustez en todo el circuíto económico, alinear al país en un proceso franco, continuado y efectivo de decisiones acertadas en materia económica. Se debe evaluar la implementación de políticas fiscales, monetarias y cambiarias alineadas en procura de controlar el tema de la inflación, producción y reactivación del parque industrial y productivo. La estabilidad monetaria debe acompañarse a la fiscal para que la economía crezca, y ambas políticas deben ser complementarias.
Dolarizar sin asumir previamente estas medidas no es la panacea para resolver la crisis económica, es una medida para atacar la coyuntura que no siempre genera buenos resultados. El problema de fondo; lo estructural, debe ser abordado de manera integral y coordinada con la asistencia técnica y financiera de organismos multilaterales y tener presentes las experiencias de países como el Perú y la Argentina. Y la responsabilidad de inducir estos cambios es de muchos los actores de sectores públicos y privados, sin exclusión y con un objetivo específico, recuperar la viabilidad de nuestra actividad económica.
Moisés Bittán
@moisesbittan
Director de Finantop