Burbujas especulativas: implicaciones socioeconómicas

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Una burbuja especulativa de naturaleza financiera o económica es un fenómeno que se produce en los mercados, en buena parte debido a la especulación, que se caracteriza por una subida anormal y prolongada del precio de un activo o producto, de forma que dicho precio se aleja cada vez más del valor real o intrínseco del producto.

El proceso especulativo lleva a nuevos compradores a adquirir con el fin de vender a un precio mayor en el futuro, lo que provoca una espiral de subida continua y alejada de toda base factual. El precio del activo alcanza niveles muy altos hasta que llega un punto que no es posible realizarse dicha compra, lo que hace que la burbuja acaba estallando, los agentes económicos venden masivamente intentando evitar pérdidas, provocando una caída repentina y brusca de los precios, llevándolo a precios muy bajos, incluso inferiores a su nivel natural, dejando tras de sí una inmensa cantidad de deudas, grandes pérdidas y demás malestares.

Las burbujas económicas pueden llegar a ser muy nocivas porque conllevan una asignación inadecuada de recursos, destinándose una buena parte de ellos a fines casi que de envite: la alimentación de la burbuja. Pero además, el colapso con el que finaliza la burbuja económica puede destruir una gran cantidad de riqueza y producir un malestar continuado, como ocurrió con  la llamada tulipomanía holandesa, la gran depresión estadounidense de la década de los 30 en el siglo XX, la burbuja inmobiliaria en Japón en los años 1990 y la reciente crisis financiera originada en EEUU a finales de 2007 y que salpicó con fuerza a Europa y al resto del mundo.

Este fenómeno fue ampliamente estudiado por Hyman Minsky, economista estadounidense, que las vinculó al crédito, a las innovaciones tecnológicas y a las variaciones de las tasas de interés.

Se ha propuesto que las burbujas pueden ser racionales, intrínsecas y contagiosas. A la fecha, para muchos, no existe una teoría ampliamente aceptada que explique su ocurrencia. Si bien lo que causa las burbujas sigue difuso, existe evidencia que sugiere que no son causadas por racionalidad limitada o supuestos sobre la irracionalidad de otros. Se ha mostrado que las burbujas aparecen, incluso, cuando los participantes del mercado son capaces de poner precios a los bienes de manera correcta. Igualmente aparecen cuando la especulación no es posible o cuando está ausente el exceso de confianza.

La estructura básica de una burbuja especulativa se puede dividir en cinco fases: 1) Sustitución: incremento del valor de un activo; 2) Despegue: compras especulativas (comprar ahora para vender a futuro a un precio mayor y obtener una utilidad); 3) Exuberancia; 4) Etapa crítica: comienzan a escasear los compradores, algunos comienzan a vender; y  5) estallido (colapso).

El caso más reciente, y por el que aún no ha logrado recuperarse la economía mundial, fue el estallido de la inmobiliaria en EEUU, que provocó la quiebra de Lehman Brothers y otros bancos de ese país, por lo que se tuvo que responder con millonarios rescates para evitar el contagio y el colapso del sistema financiero internacional.

La burbuja se generó en torno a las hipotecas de alto riesgo, dirigidas a clientes con un riesgo elevado de impago, por lo que su tasas de interés era más alto y comisiones bancarias más gravosas. Ante la creciente demanda por estos créditos, y debido a que la deuda puede ser objeto de una transacción mediante compra de bonos o titularizaciones de crédito, se generaron varios instrumentos sintéticos basados en estas hipotecas que se negociaron en todo el mundo. Por el alza constante de las tasas de interés y aumento de las cuotas de los créditos, la morosidad se disparó y conllevó a numerosas ejecuciones de las deudas. Al estallido de la burbuja inmobiliaria, siguieron quiebras y nacionalizaciones de bancos por todo el mundo, rescates de los organismos internacionales a economías periféricas, grandes pérdidas en los mercados bursátiles y la recesión en las economías desarrolladas.
Ello fomentó altas tasas de desempleo y un deterioro  en la calidad de vida en varios países, principalmente de Europa, debido a la implementación de duras medidas de austeridad para hacerse acreedores a rescates financieros. Uno de los países europeos más afectados ha sido España, cuyas consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria hispana se acrecentaron ante una menor liquidez del sistema financiero, causando deterioro a la salud económica ibérica.

Los entes regulatorios de los sistemas financieros y demás superintendencias de actividades económicas pueden reducir y evitar los riesgos de la formación de burbujas mediante sistemas de gestión preventiva de alerta temprana, dando mayor transparencia a lo mercados y asegurando un marco de prácticas de buen gobierno corporativo con responsabilidad, sistema donde quedan eliminados los senderos de las ineficiencias en los mercados corrigiendo las asimetrías de las que algunos actores sacan un provecho doloso.

En  los mercados de las materias primas commodities las burbujas financieras igualmente están presentes. Vemos el impacto de las perspectivas del crecimiento económico de China en metales como el cobre y hierro, o apreciamos los cambios sustantivos en los precios de los hidrocarburos cuando se exacerban las tensiones en los países productores del Oriente Medio. Ello nos lleva a inferir sobre la importancia estratégica para los países altamente dependientes de pocos rublos  de ampliar el portafolio de productos exportables, preferiblemente enfatizando nuevos servicios y productos de mayor valor agregado pues, en definitiva, las costos asociados de los estallidos de estas burbujas finalmente son trasladados perversamente a los ciudadanos y de ellos, lamentablemente, quienes llevan su mayor peso son los depauperados.