Economía centralista o mercantilista: puntos de encuentro

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La historiografía económica confirma que una economía centralizada y altamente regulada no puede generar una sociedad próspera y equitativa.

En una economía centralizada las actividades estratégicas como las telecomunicaciones, el sistema eléctrico integrado, la refinación y distribución de hidrocarburos, la manufactura de aceros y derivados, la producción de cemento, entre otras, son gestionadas por el Estado, que también toma la decisión en cuanto a qué producir y fija autoritariamente los precios de muchos de los productos de la canasta básica. Su manejo se centra en llevar a cabo planes económicos plurianuales, donde se especifica detalladamente el suministro, los métodos de producción, los salarios, las inversiones en infraestructuras, entre otros  elementos.

Los problemas principales de este tipo de economía son:
1 Errores de previsión: el mercado no enviaba señales, ya que este no existía (falso mercado). Ante la ausencia de señales, los planificadores no siempre acertaban en sus previsiones y esto se tradujo en una falta de adaptación a la realidad y una escasa capacidad de reacción.

2 Escasa motivación: al estar los salarios y los precios fijados por el Estado, las empresas no necesitaban ser competitivas y los trabajadores estaban desmotivados, ya que cobraban lo mismo a fin de mes hicieran su trabajo bien o mal.

3 Excesiva burocracia: la planificación necesitaba gran cantidad de burocracia al servicio del Estado, lo que frenaba la toma de decisiones y la capacidad de reacción.

4 Errores informativos: la planificación se encuentra excesivamente centralizada, por lo que es muy difícil disponer de todos los datos actualizados procedentes de instituciones y lugares ajenos a la centralización.

5 Subestimación de la interacción de los agentes económicos y de las expectativas que estos generan sobre determinadas tendencias.

La planificación centralizada ha causado verdaderas tragedias económicas. Una de ellas fue la escasez crónica: al no obedecer al mercado unas veces se producía en exceso y la mayoría de las veces de manera insuficiente. Este sistema hizo desmoronar a la Urss hace dos décadas y en la actualidad Rusia y los países del Este avanzan hacia una economía de mercado, China propende a un equilibrio abriendo espacios a inversionistas foráneos, Cuba transita tímidamente del sistema de economía centralizada a la economía de mercado, aplicando algunas concesiones en sectores estratégicos  como el turismo y liberando gradualmente la iniciativa microempresarial de sus residentes. Actualmente solo Corea del Norte sigue un modelo de orientación totalitaria de economía planificada.

En una economía de mercado, el Estado participa por conducto de la supervisión, estimulando la actuación de los agentes privados. Las decisiones son tomadas por organizaciones empresariales, que son quienes orientan la producción, y la fijación de los precios es determinada por el consenso de todos los grupos de interés que confluyen en el mercado, incluyendo al Estado.

En aquellas situaciones que rebasan el ámbito de la dinámica del mercado, las cuales son consideradas por algunos de tipo extraeconómico: como por ejemplo la sostenibilidad ecológica, o la actividad laboral, el gobierno de turno debe hacer cumplir el ordenamiento jurídico y propone al poder legislativo un conjunto de leyes que regulen equitativamente el desarrollo social, respetando al mismo tiempo los derechos de todos consagrados en las respectivas cartas magnas de sus países.

Actualmente, es común el enfoque de presentar ciertos resultados económicos a modo de teoremas que capturan las características básicas de esas situaciones y las relaciones que guardan entre ellas.

Las principales razones por las cuales ocurren fallas de mercado son las siguientes:
1 Cálculo inadecuado de los costos y beneficios en forma de precios, y por tanto se introducen distorsiones en las decisiones microeconómicas de los agentes económicos.

2 Estructuras de mercado inadecuadas, que surgen como consecuencia de la competencia imperfecta en sus distintas manifestaciones. Esto implica una discriminación de precio, mercados con información asimétrica, externalidades negativas y fallas de mercado en los bienes y servicios públicos.

En estos tiempos, no existe país alguno que tenga una economía totalmente a merced de las fuerzas del mercado sin la participación de entes reguladores que protejan a los sectores más vulnerables. Por ejemplo, en los Estados Unidos, hay muchas instituciones reguladoras, mientras en muchos países del otrora sistema soviético se está permitiendo la propiedad privada sobre grandes extensiones de terrenos y de los medios de producción.

Ahora bien, en los países latinoamericanos, las empresas e instituciones del sector público muestran diferentes desempeños: empresas e instituciones como las eléctricas, de agua potable y de petróleo tienen a veces carencias estructurales como la falta de presupuesto, excesiva burocracia, politización, sueldos bajos, falta de preparación de sus empleados, baja implementación tecnológica, entre otras.

Estas carencias estructurales dan como resultado una ineficiencia focalizada, lentitud en trámites, pérdida de tiempo para los usuarios y errores en servicios prestados. Como paliativo a esta problemática, se propone la creación de empresas mixtas, de manera tal que el sector privado nacional aporte parte del capital y la experticia gerencial que necesitan determinados entes públicos para su transformación eficaz.
Muchos afirman que la economía social de mercado y el socialismo con matices soviéticos son dos sistemas absolutamente incompatibles. Sea cual fuere el corte ideológico del gobierno de turno, debe imperar la tolerancia, el respeto y el consenso por parte de los entes adscritos al poder Ejecutivo, con los distintos actores económicos cuyos intereses también son necesarios para el desarrollo.