El Gran Canal Interoceánico de Nicaragua

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El Gran Canal Interoceánico de Nicaragua es un proyecto de transporte marítimo y del comercio mundial en el eje Atlántico-Pacífico, que complementaría y ampliaría el tráfico marítimo que el Canal de Panamá y su ampliación no serán suficientes a partir del año 2050, ni para atender la creciente demanda del tráfico marítimo, ni para soportar el calado de los barcos llamados Post Panamá.


Nicaragua tiene condiciones suficientes para construir una gran obra alterna en un plazo relativamente corto de siete años, dada las posibilidades tecnológicas del mundo actual. El Canal de Nicaragua es una propuesta de construcción de una vía fluvial que conectaría el mar Caribe, el océano Atlántico con el océano Pacífico a través de Nicaragua en América Central. Dicho canal iría por vía fluvial hasta el Lago Cocibolca -Lago Nicaragua-, y cruzaría el istmo de Rivas para alcanzar el Pacífico. El Canal cubriría un área aproximada de 270 kilómetros cuadrados.

Este desarrollo cambiará la fisonomía económica de Nicaragua, tanto por lo que significa el canal en sí mismo y los sub-proyectos de infraestructura, turismo y comercio conexos a esta mega obra, como por ser fuente permanente de atracción de inversión y dinamización económica.

Además del canal, el proyecto abarcaría varios sub-proyectos adicionales, aprobados por las autoridades nicaragüenses, el primer sub-proyecto estaría conformado por dos puertos; uno en Brito en el Departamento de Rivas y otro en Punta Águila, jurisdicción de Punta Gorda en la Región Autónoma del Atlántico Sur, cuyas capacidad serían de para tres millones de toneladas y 25 millones de Teus. El segundo sub-proyecto es la zona de libre comercio, que tendría un área comercial, otra de procesamiento para exportación, una más de oficinas administrativas así como la creación de una ciudad para 140.000 habitantes, ofreciendo más de 130.000 puestos de trabajo y producción de bienes y servicios por más de 30.000 millones de dólares anuales para el año 2030. El tercer sub-proyecto serían varios complejos turísticos a lo largo de la Ruta del Canal, con la construcción de hoteles costeros de convenciones de negocios, los de tipo alta gama y costeros vacacional. El cuarto sub-proyecto sería un aeropuerto cerca del canal, en la localidad de Rivas, con capacidad para movilizar un millón de pasajeros anualmente y 25.000 toneladas métricas, que serviría para cubrir rutas internacionales de largo y mediano alcance. El quinto sub-proyecto serán las autopistas y puentes que unirán a Nicaragua con su región sur así como a todos los sub-proyectos conexos al canal interoceánico.

Varios de estos “sub-proyectos” están a cargos de distintas empresa chinas con gran experiencia internacional en construcción de grandes infraestructuras.

El canal interoceánico cambiará la magnitudes de la economía nicaragüense, tanto por lo que significa el canal en sí mismo y los sub-proyectos ya mencionados, como por el efecto multiplicador que transversalmente impactarán todas sus actividades económicas y la de región Centroamericana, igualmente por ser fuente permanente de atracción de inversión y dinamización económica e institucional en las próximas cuatro décadas.

Ha llamado la atención este gran proyecto a diversos actores globales: en Asia ha visto con interés este importante desarrollo para el tránsito de sus flotas mercantiles, y en Europa también ha sonado con gran interés este importante proyecto, de tal manera facilitar el tránsito comercial con los países del pacífico a través de este futuro canal. Con su construcción, se espera que Nicaragua se convierta en uno de los países con mayor crecimiento entre los años 2016 y 2021, cuando está previsto acabar la obra según algunos analistas. Se ha calculado el costo de unos 40.000 millones de dólares, de acuerdo a cifras oficiales de ese país, la construcción de toda la obra requerirá 50.000 trabajadores directos y no menos de 250.000 empleos conexos. Desde ya prevé alianzas de empresas nacionales nicaragüenses con compañías internacionales participantes en este supra proyecto regional.

Este nuevo canal, complementario con el de Panamá especialmente a partir de 2050, permitirá aumentar el tránsito de buques con mayor capacidad de carga, ayudará a promover el comercio intercontinental, lo que potenciará el rol geoestratégico del Océano Pacífico en los próximos siglos.

La puesta en marcha de este proyecto del Gran Canal Interoceánico en Nicaragua, traerá grandes beneficios a toda América Latina y el Caribe. Será un catalizador para el crecimiento económico de Centroamérica y tendrá el potencial de abrir nuevas rutas más económicas, para el tráfico de materias primas, especialmente hidrocarburos y acero, de los Estados Unidos hasta Asia, y el mineral de hierro del Brasil. Indudablemente atraerá inversiones por varias décadas con el establecimiento de zonas de libre comercio y zonas de ecoturismo.

No es menos cierto que han salido cáusticos detractores a este proyecto faraónico, por un lado movimientos ecologistas que cuestionan severamente el impacto ambiental del mismo, también han salido duras críticas de algunos sectores que señalan que algunas adjudicaciones han sido opacas y Nicaragua carece de la robustez y transparencia institucional para llamar a concurso una obra de semejantes magnitudes.

En lo que respecta a los beneficios que traería el nuevo canal para nuestro país, Pdvsa está afianzando fuertemente su alianza comercial con China en busca de diversificar sus exportaciones de crudo, quedando con posibilidad de tener un nuevo centro de logística y transporte mundial que unirá a los Océanos Atlántico y Pacífico. Igualmente es una oportunidad para aquellos empresarios visionarios con vocación de vanguardia que deseen establecerse en este promisorio mercado centroamericano que en la actualidad ya cuenta con un dinámico comercio agroindustrial con Venezuela.