Internacionalización de las Pymis de Venezuela
El transporte fluvial y su importancia en el desarrollo
Los gobiernos con el Pnud han logrado firmar el memorando para facilitar el intercambio
La igualdad de género ha sido reconocida como un derecho humano desde que se creó las Naciones Unidas, en 1945. Fue a partir de 1948 donde se emitió la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y en 1976 los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que contienen declaraciones claras sobre el derecho de las mujeres a vivir libres de discriminación. La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación en contra de la mujer conocida como Cedaw por su acrónimo en Inglés , adoptada por la Asamblea General en 1979, obliga a los firmantes a tomar medidas para garantizar la igualdad de género tanto en el medio privado como público, y para eliminar los estereotipos tradicionales sobre la función de los sexos. Durante la IV Conferencia de la ONU sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, los gobiernos estipularon acciones específicas para lograr la igualdad y los estándares de empoderamiento establecidos por la Cedaw en la Plataforma para la Acción de Beijing.
Empoderar a las mujeres para que participen plenamente en todos los sectores y a todos los niveles de la actividad económica resulta fundamental para crear economías incluyentes y robustas; establecer sociedades más estables y justas; alcanzar los objetivos de desarrollo, sostenibilidad y derechos humanos acordados internacionalmente y promover dichas las prácticas y objetivos empresariales.
A partir de esa conferencia, el Programas de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), adopta la Estrategia de Transversalización de Género como el medio más adecuado para avanzar en la equidad de género, con políticas, estrategias, programas, actividades administrativas y financieras del Pnud, así como en la cultura institucional, para contribuir cerrando las brechas de desarrollo humano que persisten entre hombres y mujeres. La estrategia se apoya en tres pilares:
1 Generación de capacidad tanto a nivel de país como a nivel interno para integrar los desafíos en materia de igualdad de género en todas las áreas temáticas como también en los marcos de cooperación con los países. 2 Provisión de servicios de asesoramiento sobre políticas que promueven la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. 3 Apoyo a intervenciones específicas que benefician a las mujeres y extienden modelos innovadores.
Para su seguimiento, se desarrollaron instrumentos metodológicos tales como el Índice de Desarrollo Relativo al Género y el Índice de Potenciación de Género que se introdujeron en el Informe de Desarrollo Humano a partir de 1995. Entre las prioridades del plan de acción de Pnud a nivel internacional se encuentran: 1 El monitoreo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio a través de una perspectiva de género; 2 La promoción del presupuesto sensible al género; 3La eliminación de la violencia de género y hacia las mujeres;4 La incorporación de la perspectiva de género en políticas macroeconómicas y en negociaciones comerciales; 5 La promoción del empoderamiento de las mujeres a través de la gobernabilidad democrática, la descentralización y la participación de la sociedad civil; y 6 Desarrollo de las capacidades de las mujeres mediante la capacitación, el compartir del conocimiento y la creación de redes.
Los gobiernos de cada uno de los países, conjuntamente con el Pnud, han logrado firmar el Memorando de Entendimiento para facilitar el intercambio y aprendizaje, de tal manera fomentar la equidad e igualdad de género en empresas públicas y privadas.
El sector privado es un socio clave en los esfuerzos de promoción de la igualdad de género y del empoderamiento de la mujer. La diversidad de género ayuda a las empresas a mejorar sus resultados, así como el interés personal y común pueden ir de la mano. Los Principios para el empoderamiento de las mujeres ofrecen a las empresas y al sector privado orientaciones prácticas sobre cómo empoderar a las mujeres en el lugar de trabajo, los mercados y la comunidad; y los mismos están diseñados para ayudar a las empresas a la hora de examinar las políticas y prácticas que aplican, o a crear otras nuevas, en el ámbito del empoderamiento de las mujeres.
De forma resumida, estos principios consisten en lo siguiente: 1 Promover la igualdad de género desde la dirección al más alto nivel. 2 Tratar a todos los hombres y mujeres de forma equitativa en el trabajo; respetar y defender los derechos humanos y la no discriminación. 3 Velar por la salud, la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores y trabajadoras. 4 Promover la educación, la formación y el desarrollo profesional de las mujeres. 5Llevar a cabo prácticas de desarrollo empresarial, cadena de suministro y mercadotecnia a favor del empoderamiento de las mujeres. 6 Evaluar y difundir los progresos realizados a favor de la igualdad de género.
Una mayor participación de las mujeres en el mundo laboral reduce la pobreza gracias a una mayor productividad y beneficio. El ODM N° 3 se refiere a la promoción de la igualdad de género y de la autonomía de la mujer, y es uno de los ocho ODM adoptado por 189 Gobiernos en el año 2000 que se ocupan de las principales dificultades del mundo en materia de desarrollo, con metas a plazos y medidas específicas, acompañadas de indicadores para monitorear el progreso, con una fecha límite para su logro en 2015.
El ordenamiento jurídico de nuestros países debe recoger elementos que estimulen la contratación de las mujeres y que nos les reste competitividad; lamentablemente en algunos casos con los asociados a la maternidad, con el buen deseo de protegerlas se consigue un efecto contraproducente ante excesivas acotaciones en la relación laboral.
Impulsar con esta batería de propuestas el espíritu de emprendimiento por parte de las mujeres generará adicionalmente más espacios para su plena emancipación económica.
@moisesbittan
Director de Finantop