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La Región Administrativa Especial de Hong Kong de la República Popular China es una región especial del sur de China que, hasta el 1° de julio de 1997, fue colonia del Reino Unido y que, conjuntamente con la antigua colonia portuguesa de Macao, se ha estado aplicando el modelo administrativo conocido como «un país, dos sistemas».

Esto consiste en el mantenimiento de un sistema económico capitalista bajo la soberanía de un país de ideología oficial comunista. Además del sistema económico, conservan un sistema administrativo y judicial independiente e, incluso, su propio sistema de aduanas y fronteras externas.

 

El máximo dirigente político de Hong Kong es el Jefe Ejecutivo, cuya elección se efectúa mediante una votación de sufragio restringido a representantes de sectores económicos y sociales. El parlamento de Hong Kong es el Consejo Legislativo, que consta de 60 miembros. La Ley Básica de Hong Kong contempla la posibilidad de que las elecciones para el Consejo Legislativo lleguen a basarse en el sufragio universal. Sin embargo, el gobierno chino ha reiterado su oposición a cualquier avance en ese sentido, lo cual ha provocado protestas en Hong Kong.
Hoy día Hong Kong es uno de los grandes centros financieros globales y su economía es muy dependiente del comercio internacional, en especial del comercio entre China y el resto del mundo. Está considerado uno de los lugares con mayor libertad económica del mundo, ocupando el primer lugar en lo que ha transcurrido del año 2012. El marco legal de avanzada, que proporciona una protección eficaz de los derechos de propiedad y su firme apoyo al imperio de la ley, sigue siendo la piedra angular de fortaleza para su economía con bajísimos niveles de corrupción.
Su eficiencia reguladora y la apertura al comercio global, apoya firmemente el dinamismo empresarial, mientras que la estabilidad macroeconómica global minimiza la incertidumbre. La interacción económica con China se ha vuelto más intensa y sofisticada, principalmente mediante el fortalecimiento de los vínculos financieros y los mercados de bienes y servicios que se complementan muy bien. Aunque Hong Kong mantiene su clasificación como la economía más libre del mundo, las políticas propuestas o aplicadas desde el segundo semestre de 2010, en particular el establecimiento de un salario mínimo, se han trasladado a la economía modestamente en la dirección de una mayor regulación.
La economía de Hong Kong se vio afectada por la crisis asiática del 2008; tras varios años de debilidad económica, la economía ha vuelto a crecer a un ritmo altísimo, siendo el crecimiento para 2010 de 6,8%. Esta recuperación económica se ha basado en el fuerte crecimiento de la demanda interna y del turismo chino. Las restricciones a la entrada de chinos del continente en Hong Kong ha disminuido en los últimos años, y esto ha aumentado las visitas de los chinos continentales, para los cuales, hasta hace unos años, era casi imposible ingresar al territorio legalmente.
Este es el camino elegido por la República Popular China y que ha dado buenos resultados: un acelerado ritmo de desarrollo ha situado a la economía del gigante asiático como la segunda más grande del mundo, luego de la estadounidense. La clave de su impresionante avance se atribuye a un viraje hacia una suerte de capitalismo adaptado a sus circunstancias y características.
A este acercamiento al capitalismo se suma la adhesión de Hong Kong a China en 1997. Ambos sistemas se complementan porque tienen una estructura productiva diferente. China es una nación con 1,3 millardos de habitantes, mientras que Hong Kong, con una población de 7 millones de personas, es una puerta de entrada a China. Los objetivos son mejorar el funcionamiento económico y la competitividad, incorporar al sector privado y reformar el sector público, atraer capital extranjero, dar mayores responsabilidades a las provincias (descentralización) y corregir los desequilibrios entre las ciudades y el campo en cuanto a producción y salarios.
Todos los años, el Foro Económico Mundial publica el Informe de Competitividad Global, presentando el ranking de los países más competitivos, ubicando a Hong Kong en el décimo lugar con un índice de 5,4%. Las estrategias de la ciudad para promover el crecimiento incluyen elevar la inversión en infraestructura, promover un ambiente de negocios más diversificado, atraer a una variedad más amplia de firmas extranjeras a Hong Kong y elevar la accesibilidad y potencial de esa región como una plataforma para obtener capital.
Hong Kong desea diversificar su portafolio de inversión teniendo interés en América Latina, que registra una expansión económica importante, presenta oportunidades como también riesgos. Todo el flujo de inversión y comercio que puede generarse en la región abre oportunidades y Hong Kong quiere ser parte del crecimiento económico de América Latina. Ya ha comenzado a fortalecer sus relaciones con Chile y Brasil. Posteriormente ha tenido contactos con Colombia y, ahora, desean relacionarse con la misma intensidad con Panamá, Ecuador y Venezuela. Con nuestro país se mantiene la intención, a través de Pdvsa de hacer alguna emisión de títulos en Hong Kong y servir de facilitador para el gran comercio con China.
A pesar de tener un pequeño territorio y no poseer mayores riquezas naturales a explotar, Hong Kong es uno de los lugares más prósperos en el planeta. En 2011 su ingreso per cápita fue de $ 34.000, ubicándose entre los 30 primeros puestos. Sus logros se basan en su gran estabilidad política, el espíritu empresarial de su gente, una economía libre y flexibilidad en su mercado laboral.
En nuestra región tendríamos que fomentar zonas con regímenes especiales de explotación económica inspiradas en ciudades como Hong Kong que induzcan la creación de aglomerados empresariales capaces de generar riqueza y empalmes de nuestros países con el resto del mundo.