Primero: el económico utilizando como parámetros el Producto Interno Bruto, la paridad del poder adquisitivo, los niveles de capitalización de sus instituciones financieras, la inflación, ranking de competitividad global etc. A su vez  existen diversos polos de desarrollo económico, como la estabilidad política, el Estado de derecho, los niveles de innovación, que a su vez requieren de la adquisición de las competencias necesarias y la protección de la propiedad intelectual, la ubicación geográfica, y, la educación de la población. Segundo: el marco constitucional y legal donde se desarrollen los negocios.

Tercero: el geopolítico, que estudia la ideología, las alianzas intergubernamentales y los patrones de conducta institucional que se presentan en los países  por ejemplo: cuál es el grado hacia mayores libertades democráticas o retrocesos de las mismas, cuán intervenidos están sus mercados, y los marcos regulatorios en diversas materias. Cuarto, comprende la participación de los países en determinados bloques económicos regionales como la UE, la CAN, el Mercosur el Apec. Quinto: El grado de desarrollo de su infraestructura para facilitar las operaciones logísticas.

Aquellas empresas que tienen relación con el comercio exterior están doblemente sujetas a disposiciones legales, tanto en mercados nacionales como internacionales. Al establecerse contratos de negociación comercial entre diferentes naciones, el cumplimiento de sus cláusulas pactadas se garantiza a través del arbitraje internacional o tribunales nacionales de los diferentes Estados.

Igualmente se puede afirmar que gran parte del comercio mundial se encuentra regulado también por derechos de propiedad intelectual.

El desarrollo de nuevos productos se debe hacer conforme con la legislación que controla los requisitos de unidades de medida, calidad, ingredientes, seguridad, limitaciones de contaminantes y normativas del sector, para ello también existen normativas sobre la calidad de los productos que contienen temas sobre seguridad que se deben de cumplir. De igual forma, las marcas y el etiquetado se enfrentan a diferentes normativas de uso.

El jurídico representa uno de los aspectos más importantes en el comercio internacional conformando un conjunto de ordenamientos a los que se someten sus operaciones, proveyéndolas de un marco de legalidad. Los ordenamientos jurídicos se pueden dividir en dos partes: los de índole internacional, conformados por los tratados de libre comercio y los acuerdos de complementación comercial y económica que celebran los países para impulsar y mejorar su comercio exterior y los de índole local, que regulan las operaciones comerciales dentro de los límites de un país, con un alcance estrictamente local.

La capacidad productiva, los costos internos y regulatorios, la seguridad jurídica, entre otros factores, asumen una importancia decisiva en la competitividad de los países y su inserción en el mundo interdependiente de hoy en día. El carácter internacional de los negocios potenció la necesidad de dotar de seguridad jurídica a las transacciones comerciales, determinando la adopción de reglas uniformes, tanto en la interpretación como en la aplicación del derecho. De esta manera, se generaron en el ámbito internacional una serie de principios como la identidad, igualdad, reciprocidad, y la cooperación que se fueron plasmando en diferentes convenciones internacionales dando origen a un orden internacional del comercio.

Así pues, los diversos tratados, acuerdos, convenciones, leyes uniformes referentes a distintos aspectos del comercio global, establecieron y establecen aún hoy, un marco jurídico normativo del mismo.

Con la evolución acelerada de la tecnología, la informática y los medios de transporte se multiplicaron los intercambios, y en lo jurídico, necesariamente se requería un sistema de regulación universal que proporcionara un entramado político y jurídico donde ocurre el comercio internacional, bajo un modelo de régimen con orientación de mercado. Por tanto, nace la Organización Mundial del Comercio (OMC) sucediendo así al acuerdo general de aranceles y comercio conocido como el acrónimo del «Gatt» por sus siglas en inglés, organismo de carácter multilateral, cuya presencia hace que el Derecho deje de ser una concepción jurídica exclusiva de cada Estado y se convierta en un derecho regulador común de actividades a través de regímenes jurídicos internacionales, con funciones de legislador y regulador.

Sin embargo, el ordenamiento comercial internacional actual y sus potestades en constante crecimiento, nos impulsa a plantear nuevas y modernas concepciones sobre el papel del Estado y la relación Derecho – Economía – Medio Ambiente.

La búsqueda de una mayor estabilidad para el comercio internacional debe reconocer que tanto el desarrollo como una adecuada normativa multilateral son factores de estabilidad.

Haciendo referencia al imperativo de armonizar las legislaciones nacionales, cada miembro se asegurará de la conformidad de sus leyes, reglamentos y procedimientos administrativos con las obligaciones que los acuerdos impongan.

La adaptación de normas nacionales se impondrá por la superioridad del orden jurídico internacional sobre el nacional. En tal sentido, una vez que un tratado internacional entra en vigencia, debe respetarse su estricto cumplimiento, y cuando los gobiernos de algunos países deliberadamente desconocen su aplicación no hacen otra cosa que flagelar a sus connacionales cercenándoles el derecho al progreso y la estabilidad gracias al comercio y las inversiones provenientes de otras latitudes que traen consigo el abaratamiento de los precios con mayor oferta y abren nuevas fuentes de empleo de calidad.