Desarrollo económico y seguridad personal

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El Mundo

Por Moisés Bittán

Desde hace décadas, la inseguridad  que se vive en algunos países de nuestra región, en unos países con mayores niveles que en otros, es uno de los principales problemas que aqueja a nuestras poblaciones. Las cifras semanales de muertos en las principales ciudades, así como las interminables noticias de secuestros, robos, hurtos, violaciones y decenas de delitos más, son tristemente parte de la vida cotidiana. Sin embargo. Algunos gobiernos han sido más efectivos que otros en combatir la criminalidad. Empero, a pesar de los esfuerzos que de buena fe han hecho otros, no ha sido posible contrarrestar significativamente la inseguridad  que afecta a sus ciudadanos en países como México, Guatemala, Honduras, Venezuela, Brasil y Paraguay.

Hoy en día muchos de los ciudadanos de estos países dedican mayores porciones de sus presupuestos, directa o indirectamente, en servicios de seguridad – pública y privada – y aún así sienten que el problema no se ha resulto y temen por su integridad física y la de sus bienes.

Algunos señalan que el concepto de seguridad personal está estrechamente ligado a otros afines y contiene de por sí una alta carga ideológica y política.

El concepto de seguridad ciudadana – de toda la colectividad – diseñado como bien jurídicamente protegido y que engloba a varios derechos de las personas tomadas en conjunto, se ha ido perfilando en base a que hoy en día la convivencia pacífica en una sociedad se encuentra amenazada por la existencia de tensiones y conflictos que generan conductas violentas y que han surgido por diferentes causas.

Entre las que podemos señalar a dos de ellas que son complementarias, una es la crisis económica que afecta a la mayor parte de los en desarrollo y la crisis de valores, que han generado pobreza, marginalidad, desempleo, drogadicción, alcoholismo, corrupción, pérdida de identidad, pérdida de confianza en el otro, etc.

Pero también podemos señalar que la vida colectiva de los seres humanos, en cualquiera de sus modos de expresión, necesita de un orden.

La finalidad de este orden consiste en hacer posible que cada uno de los integrantes de la comunidad pueda alcanzar la mayor realización posible en su condición de persona, mediante la promoción de un ambiente de vida caracterizado por la armonía, la paz y la vivencia cotidiana de la seguridad, abriéndose paso así a la expresión de toda la potencialidad que contiene la libertad humana, en su creatividad material o espiritual, lo que da origen a la felicidad con tolerancia por  el prójimo.

Dichas conductas violentas representan entonces una ruptura entre los individuos y las normas de convivencia social pacífica, impuestas y aceptadas por la mayoría de las personas. El quebrantamiento de dichas normas genera conductas delictivas o, en menor grado faltas o contravenciones, las mismas que afectan directamente las libertades y derechos de otras personas.

 Bajo una perspectiva jurídica, los principios en criminología que han sido aceptados en muchos de los códigos penales   de nuestra región que justamente buscan reforzar la seguridad de los ciudadanos , priorizan  la naturaleza de los móviles del delincuente y los tipos de criminales: ocasionales, habituales y por predisposición con la consecuente individualización de la pena.

Según algunos autores el único medio general para prevenir las ocasiones de tener que ejercitar el Derecho Penal se hallaba fuera del mismo: en la dinámica moral preventiva en oposición a la dinámica física represiva. Las causas sociales más importantes del delito eran:

° Las necesidades de subsistencia;

° La carencia de educación;

° La deficiente vigilancia;

° La injusticia.

La profilaxis o la prevención de la delincuencia tiene más importancia que la represión misma. Los medios de la prevención son:

Legislación Social: Conviene adoptar todas aquéllas reformas sociales que puedan mejorar la situación material y moral de las clases menesterosas;

Educación Social de la Infancia: Hay que prevenir la delincuencia protegiendo a la infancia, haciendo de su adaptación moral y de su salud física la más grave preocupación de la sociedad.

Readaptación social de los delincuentes: Es necesario sanear la zona de población mal adaptada a la vida social.

La delincuencia y el crimen son fenómenos universales y fluctúan de acuerdo a las características especiales de cada núcleo social. Es fundamental efectuar los cambios necesarios en nuestra sociedad para que esta no continúe siendo el caldo de cultivo de delincuentes y criminales del mañana. En tal sentido, los gobiernos tienen la gran responsabilidad de responder ante esta necesidad y emprender con todas las herramientas necesarias a combatir la delincuencia y fomentar cambios profundos en pro de tener una sociedad cada vez más segura y protegida.

El crecimiento económico está muy vinculado a la seguridad ciudadana  a las libertades políticas, religiosas y de libertad de pensamiento de los ciudadanos que conforman una sociedad, de allí que es muy difícil aspirar a la generación de riquezas de manera sostenida  sin garantizar primero estos derechos, también se observa  que las sociedades que experimentan altos niveles de inflación y desequilibrios macroeconómicos profundos adolecen de elevados niveles de criminalidad.

Si se quieren reducir los niveles de criminalidad se debe aplicar políticas inclusivas que fomenten el desarrollo económico sustentable y viceversa si se quiere disminuir la inseguridad personal y otros delitos asociados.

Ya algunos de nuestros países se han encausado por esa senda del progreso aumentado la generación de bienestar para sus ciudadanos, falta que los diversos mecanismos de integración regional  y la armonización de sus políticas en materias económicas y de seguridad ciudanana ciertamente ayuden a emular estas políticas tendientes a erradicar la inseguridad personal  y fomentar el crecimiento económico.