Globalización: inclusión sin alienación

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Las organizaciones competentes deberían adoptar iniciativas de coherencia política

Me encuentro estos días en la ciudad de Trujillo, al norte del Perú, y al contemplar las ruinas de algunas civilizaciones precolombinas, la superposición y complementariedad entre estas y posteriormente acrisoladas con la española y, las ulteriores culturas que han devenido en intercambios entres países y personas me viene a la mente que concepción tenemos de La globalización y esta es un proceso mundial de gran alcance que influye en todas las naciones. Las amplias difusiones de nuevas tecnologías han creado un mundo más interdependiente. Ello no sólo profundiza una mayor correlación en las relaciones económicas: comercio, inversión, finanzas y organización de la producción a escala global; sino también acontece una interacción social y política entre instituciones y ciudadanos a escala planetaria. El crecimiento ha sido importante en América Latina, a pesar de los años de crisis en Asia, EEUU y varios países europeos, más aún cuando ha sido acompañado de un fortalecimiento significativo de la transparencia en entidades publicas en varios países en la región. El crecimiento económico ha inducido la reducción de la pobreza y ha ampliado la perspectiva de una vida mejor para muchos habitantes del continente. Los niveles de cumplimiento de las Metas de Desarrollo del Milenio son positivos en muchos países.

Sin embargo, se requiere trabajar para corregir fallas, debido a que el actual proceso de globalización está produciendo resultados desiguales entre los países y dentro de ellos. Se está creando riqueza, pero se aprecia que parte de los países y personas no participan suficientemente en los beneficios de dicho crecimiento y esta falla debe ser ponderada a la hora de calibrar las políticas públicas. Estos logros no han tenido, por sí solos, el efecto virtuoso de convertir a nuestras sociedades en más igualitarias en oportunidades de progreso. El retraso de la plena inclusión de todos los ciudadanos en los beneficios del desarrollo adquiere una importancia fundamental. Desde hace varios años se ha sostenido que, además de las debilidades que aún existen en las instituciones y en las prácticas políticas, la plena vigencia de la democracia en América adolece de un grave problema de desigualdad, que no solo afecta a la convivencia democrática, sino que es también un obstáculo para la plena vigencia del estado de derecho.

El proceso de globalización debe de estar dotado de una fuerte dimensión de transferencias técnicas y de oportunidades recíprocas, basadas en valores universales compartidos y en el respeto de los derechos humanos y la dignidad de la persona; una globalización justa, integradora, gobernada democráticamente y que ofrezca oportunidades y beneficios tangibles a todos los países y a todas las personas.

En tal sentido, se deben apuntalar fallas estructurales globales, basados en los siguientes puntos:

  1. Mantener un enfoque centrado en las personas, respetando sus derechos, su identidad cultural y autonomía; al trabajo decente, y a la plena implicación de las comunidades locales en las que viven. La igualdad de género es indispensable.
  2. Establecer un estado democrático y eficaz, capaz de gestionar su integración en la economía global, así como de proporcionar oportunidades sociales y económicas y seguridad.
  3. Mantener un desarrollo sustentable, en armonía con la conservación de los recursos naturales y una gestión asertiva de los no renovables.
  4. Reglas justas en la economía global que ofrezca a todos los países mejores oportunidades, así como reconocer las diferencias en cuanto a las capacidades y necesidades de desarrollo de cada país.
  5. Mercados productivos y equitativos, disponiendo de instituciones coherentes que permitan promover oportunidades y dirimir las controversias de manera expedita.
  6. Una globalización capaz de fomentar la solidaridad, con responsabilidad compartida en cuanto a la prestación de asistencia a los países e individuos excluidos o desfavorecidos por la globalización.
  7. Una mayor responsabilidad ante las personas. Los actores públicos y privados de todas las categorías con capacidad para influir sobre los resultados de la globalización deben ser democráticamente responsables de las políticas que aplican y de las medidas que adoptan. Asimismo, tienen que cumplir sus compromisos y utilizar su poder respetando a los demás.
  8. Asociaciones más comprometidas. Son numerosos los actores que intervienen en la realización de los objetivos sociales y económicos globales: organizaciones internacionales, gobiernos y parlamentos, empresas, sindicatos, sociedad civil y otros. El diálogo e interrelación entre ellos representan un instrumento fundamental para crear un mundo mejor.
  9. Entre los vigorosos esquemas de integración, plantearse sin tapujos la unión política de naciones hermanadas por nexos geográficos, demográficos, económicos y culturales.
  10. Organismos multilaterales eficaces. Un sistema multilateral más sólido y eficaz es un instrumento indispensable para establecer un marco flexible, legítimo y coherente para la globalización.

El sistema multilateral debe desempeñar un papel crucial en la introducción de reformas a escala global. Las organizaciones internacionales competentes deberían adoptar iniciativas de coherencia política, enfocadas a la elaboración de políticas más equilibradas que permitan lograr una globalización justa e integradora.

Hay un amplio acuerdo internacional en cuanto a los elementos fundamentales por lo que se debe luchar con urgencia: 1 Buen gobierno, basado en un sistema político democrático, el respeto de los derechos humanos, el imperio de la ley y la justicia social; 2 Una sociedad civil dinámica, que disponga de libertad de asociación y de expresión, y que refleje y exprese toda la diversidad de opiniones e intereses, y 3 La existencia de sólidas organizaciones representativas de trabajadores y empleadores para establecer un diálogo social fructífero.

Moisés Bittán
@moisesbittan