Procesos administrativos y gerencia

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Un buen gerente acepta los aportes de su equipo de trabajo y fomenta la retroalimentación

Saber trabajar en equipo, cómo obtener resultados, llevar un control de la estrategia e instrumentar orden en la crisis son algunas de las habilidades esenciales que debe tener todo gerente.

Las acciones fundamentales son conocimientos acerca del trabajo en equipo y cómo coordinar de tal manera que las acciones que se tomen den resultados efectivos. Para poder hacer esto, un gerente debe saber cómo nombrar las metas deseadas y crear un plan estratégico que se puedan ejecutar en planes diarios y semanales que conviertan en realidad las metas. Por lo tanto, es necesario tener presente los procesos administrativos para insertar, en ellas, todos los consejos para poder dirigir eficazmente una organización.

Todo proceso administrativo representa a un conjunto de funciones y actividades que se desarrolla dentro de una organización, orientados a lograr alcanzar los fines y objetivos de la misma, en donde dicho proceso se considera una metodología importante por la cual se ejecuta la administración.

Cuando se administra cualquier organización, existen tres fases insoslayables en los procesos administrativos: una estructural donde se determina su finalidad así como las alternativas para conseguirlos; otra operativa en las que se ejecutan todas las actividades necesarias para lograr lo establecido durante el tiempo de su duración y; una fase de control de evaluación de los resultados obtenidos.

Son muchos los criterios y enfoques de cuantas son las etapas que constituyen al proceso administrativo. Sin embargo, comúnmente se establece cuatro etapas: las dos etapas de la fase estructural o mecánica: la planeación y la organización, y las dos etapas de la fase operativa o dinámica: la dirección (va acompañado de la mano a la ejecución) y el control.

Cada una de las etapas señaladas tiene sus propias preguntas para llevar a cabo su operación. En la planeación se formula la pregunta qué se va a hacer, debido a que se debe establecer el objetivo que se debe alcanzar. La organización se pregunta, como se va a hacer, considerando el capital humano y recursos materiales, financieros y técnicos con que se cuenta. La dirección se pregunta: como se está haciendo, que busca guiar y dar seguimiento a la ejecución de los planes y la organización. Por último, el control se forma la pregunta: como se hizo, debido a que es la parte que retroalimenta a todo el proceso para evaluar y verificar que las actividades se hayan ejecutado conforme a las tres etapas previas, con el objeto de corregir las posibles desviaciones que hayan complicado llegar a un resultado.

Todo proceso administrativo cumple con el principio de universalidad, es decir, es aplicable en todas partes. Además, se caracteriza de tener un “efecto espejo”, cuyo significado es que en cada etapa del proceso administrativo, a su vez tienen sus propias etapas. Por ejemplo, la etapa de planeación, requiere que, para llevar a cabo su ejecución, contar con sus propias etapas: planeación, organización, dirección y control. Y aun así se debe de subdividir en otras etapas. Todo depende de la amplitud y complejidad administrativa que se está llevando a cabo las distintas tareas para cumplir con los objetivos y fines de una organización.

El proceso administrativo es la fase, en la cual la administración se lleva, desde el punto de vista teórico y práctico, y precisamente es aplicable para la ejecución de actividades, tanto a nivel personal como a nivel organizacional, y eso nos da la facilidad de llevar un orden cronológico y poder verificar que los resultados se hayan obtenido de la mejor manera posible.

Indudablemente, todas las etapas o fases descritas acerca del proceso administrativo, debe ser llevado a cabo por un equipo de trabajo disciplinado y donde el liderazgo juega un papel fundamental en la conducción organizacional. Requiere de un individuo con un conjunto de habilidades gerenciales o directivas con capacidad de poder influir en la forma de ser o actuar de las personas o en un grupo de trabajo determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo hacia el logro de sus metas y objetivos.

Ser líder implica muchas cosas, entre ellas tener la responsabilidad para argumentar y debatir para inspirar seguridad capacidad de concreción. Ejercer un buen liderazgo implica responsabilidad para el bienestar del grupo a mediano plazo del grupo, por tal motivo, el ejercicio del liderazgo está consustanciado en determinados momentos con la controversia.

Cuando los subordinados dejen de presentarle sus problemas al líder, significa que le han perdido la confianza para que los pueda ayudar o piensan que el líder los subestima. Los líderes sobresalientes se muestran accesibles y se ponen a la disposición de todos los integrantes de su equipo.

El líder procura una gestión asertiva del miedo, aprende de sus compañeros, se alinea como sus socios y los observan detenidamente para la consecución de las metas.

El liderazgo también entraña ejercicios reflexivos en solitario, que a veces tiene la responsabilidad única, aun cuando motive la participación de sus subalternos, la decisión que se tome únicamente será del líder: Guía de un colectivo organizado con propósitos comunes.

Un buen gerente acepta los aportes del equipo de trabajo, fomentar la capacitación de sus supervisados con el ejemplo de la propia, retroalimentarse de las opiniones de su área de impacto gerencial y lograr comprometer al equipo con el proyecto que se adelanta, elevando el nivel de compromiso a través de un proceso de participación activa donde cada trabajador puede sentirse coprotagonista de lo que se está acometiendo.

El gerente de estos tiempos debe ser un facilitador. Con vocación al trabajo en equipo; altamente motivador en todo momento; capaz de reconocer y valorar las ideas de los demás para lograr lo mejor de cada uno de ellos y ser propulsor de un ambiente de aprendizaje permanente en la organización para la cual se debe.

Moisés Bittan
Director de Finantop
@moisesbittan