El Güeto de Varsovia: Apología del Nunca Jamás

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En 1939, los nazis reimplantaron en Europa una forma de control social que se había abolido en el siglo XIX: El güeto. Aunque el término generalmente se utiliza para describir una zona urbana empobrecida y segregada, su significado original se refería a las zonas amuralladas de las ciudades europeas, donde los judíos, se hallaban confinados.

Tras la invasión de Polonia, los alemanes restablecieron los guetos judíos, el primero en la ciudad de Lodz. Luego en Varsovia -siendo este el más prominente- y finalmente muchas las poblaciones polacas con población judía significativa tuvieron el suyo. Polonia llegó a tener 15% de población judía. El gueto estaba rodeado por un muro que en la parte superior tenía alambradas. Las entradas estaban vigiladas día y noche: se controlaba todo movimiento de entrada y salida y las condiciones de vida resultaban denigrantes.

El sistema político totalitario alemán llevado en aquel momento iba más allá de establecer la separación de la población: primero establecer guetos para vigilar a los judíos y otros grupos étnicos para luego enviarlos a los campos de concentración, para finalmente llevar a cabo, de manera macabra, su exterminio, quedando así marcada una de las más tristes historias de toda la humanidad y como tema muy sensible por las atrocidades cometidas y las enorme pérdidas humanas.

El 12 de octubre de 1940 se dio lectura por la radio polaca, de un comunicado por el cual todos los judíos de Varsovia, tenían que concentrarse hasta el 31 de octubre de ese mismo año, en un sólo sector. Al vencerse el plazo, los portones del gueto fueron cerrados y vigilados por guardias nazis. Recibió constantemente nuevos refugiados, por lo tanto era necesario construir más casas, pero los nazis lo que hicieron fue reducir cada vez más la superficie del gueto, trayendo como consecuencia una serie de epidemias, hambre y miseria.

El estrato social más deprimente del gueto fue el de los mendigos, que pedían algo de comida en las calles del gueto. Los principales mendigos fueron niños.

Inspirados en sus valores de solidaridad, los israelitas formaron una serie de centros de protección social, para ayudar a los más necesitados, sobre todo a los enfermos, huérfanos y niños. También se crearon establecimientos educacionales clandestinos, para que los jóvenes continuaran sus estudios: pilar del sistema hebraico. Los partidos y movimientos del gueto publicaron panfletos clandestinos. Estos escritos contrarrestaban las campañas alemanas para crear confusiones levantando el ánimo de sus lectores y los estimuló para resistir y enfrentar al opresor.

Los movimientos que habían surgido para realizar actividades educacionales decidieron preparar una lucha armada. Esta decisión fue tomada después de la “Gran Acción”, donde fueron deportados a Treblinka -un campo de concentración en el noroeste de Polonia- más de 300.000 judíos.

De esta manera, se formaron la Organización Combatiente Judía (ZOB) lideradas por el valiente Mordejai Anielevich y la Organización Militar Judía (ZZW), siglas en polaco. El primer enfrentamiento feroz entre los judíos y los nazis fue en enero de 1943, estos irrumpieron en las calles del gueto y alrededor de los muros y de las casas se colocaron guardias, para controlar las entradas. La lucha duró cuatro días, y culminó cuando el último nazi salió del gueto.

Posteriormente, el mayor levantamiento estalló el 19 de abril de 1943. Este levantamiento se divide en dos períodos: el primero del 19 de abril hasta el 21 de abril, cuando los nazis utilizaron por primera vez el fuego y el segundo el de los incendios. A pesar de la resistencia judía a los ataques, los resultados fueron lamentables para la población en el gueto, debido a la gran superioridad en armamentos, tecnología, hombres, y el desgaste constante a que se encontraba la población sometida.

Este levantamiento terminó el 16 de mayo, cuando los alemanes dinamitaron la gran Sinagoga y habían destruido el gueto así como el emblemático edificio que se convirtió en bunker de la resistencia judía ubicado en la calle Mila 18, reduciéndolo a un montón de escombros mas no habiendo socavado ni un ápice el espíritu de lucha, el heroísmo y la entrega de cientos de miles que siguieron aferrados a sus valores ancestrales.

En el barrio judío de la capital polaca, un levantamiento costó la vida a miles de personas. Los judíos por fortuna no todos pudieron ser conducidos a los campos de exterminio. Hubo también prisioneros que se enfrentaron a sus verdugos escaparon y se unieron a grupos partisanos. La sublevación del gueto de Varsovia fue el punto culminante de la resistencia judía contra el régimen nazi. Simboliza el heroísmo contra toda lógica y probabilidad de éxito de un régimen atroz que contaba con ingentes recursos y una superioridad impuesta. Es de las más emblemáticas de muchas muestras de resistencia activa de las historia de la humanidad, el genocidio perpetrado por el régimen nazi, y pone ante nuestros ojos la fortaleza de luchar por los propios derechos inspirado en valores profundos y fe en el Todopoderoso.

Las sociedades contemporáneas no se escapan de las amenazas de regímenes con capacidades de violación a los Derechos Humanos inimaginables, existen en el mundo actual estructuras urbanas cuyos barrios dispersos separados del resto de la ciudad y poblados por cualquier concentración poblacional de origen étnico, cultural o religioso, que viven allí especialmente debido a la presión social, económica o jurídica. Ello al igual que el menoscabo al acceso de los derechos fundamentales como calidad en la educación, salud, vivienda digna, servicios públicos, fuentes de empleo, esparcimiento, estabilidad en el nivel de precios al consumidor y, la segregación política son el caldo de cultivo para formación de nuevos regímenes opresores que encubriéndose en nobles ideales expolian y torturan a sus connacionales.