Sector público y empresarios analizaron Ley de Costos y Precios en foro de Mercado de Dinero
Alcances de la Ley de costos y precios justos
La República Italiana, país que forma parte de la Unión Europea, ha sido el hogar de muchas culturas europeas como los etruscos y los romanos, también fue la cuna del Renacimiento.
El país tiene una fuerte repercusión en temas de política y cultura, en organizaciones mundiales como el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y el Programa Mundial de Alimentos.Hasta los años 50, su economía era esencialmente agrícola y rural, ocupando la mitad de su Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, después de un notable crecimiento económico durante los sesenta y gracias al impulso del Programa de Recuperación Europeo -Plan Marshall-, el sistema productivo italiano se modernizó, concentrándose en la industria y en los servicios. En los últimos años, la parte del producto generado por la agricultura ha llegado a constituir menos de 3% del PIB.La tendencia más reciente registra un aumento de los servicios privados destinados a la venta y una disminución del aporte de la industria (especialmente en los sectores de construcción y energía). Actualmente, el sector de los servicios ocupa más de 60% de la población económicamente activa, mientras que la industria, que en los años setenta empleaba a 50% de la fuerza laboral, detenta ahora una cuota apenas superior a un tercio.
En el sector agrícola ha prevalecido la innovación. Por un lado, tecnológica, y por el otro, en innovación de proceso. Sin embargo, hoy día la población llega a casi los 60 millones de habitantes, las actividades agrícolas han experimentado un considerable retroceso con respecto a la actividad industrial, tanto en ocupación de la población activa como en su participación en el PIB. La producción agrícola no abastece la demanda alimenticia de la población, y es especialmente escasa en cierta rama ganadera.
En la rama industrial, los esfuerzos se han orientado a la búsqueda de una mayor competitividad e internacionalización.
Las empresas italianas tienen una vocación para establecer relaciones comerciales con los mercados foráneos, con una estimación de más de 15.000 empresas que participan en la internacionalización, bien sea con filiales, comercio, o acuerdos de tipo industrial en el exterior.
El desafío italiano relacionado con la globalización se basa en la optimización de los procesos productivos, a través de la automatización y el incremento de la productividad a través de la inversión en la formación del personal, fruto de nuevas técnicas de gestión empresarial.
Las empresas realizan innovaciones que privilegian la utilización de tecnología existente. El desarrollo y las modificaciones de productos y procesos productivos se basan muchas veces, más que en invenciones técnicamente sofisticadas, en un atento examen de las necesidades actuales y potenciales de la empresa.
La mayoría de las nuevas técnicas de producción introducidas en Italia han sido impulsadas por unidades de tamaño reducido altamente especializadas. En cuanto al ramo de servicios, es notable el crecimiento observado en los sectores más avanzados: servicios financieros y comunicación.
Una de las claves del éxito italiano es la creatividad de su economía: la imaginación, la innovación y el diseño abarcan muchos sectores de la industria italiana. La estructura económica de la Italia contemporánea es el resultado de una dinámica social centrada en el núcleo familiar, así como en la concentración geográfica de la industria.
Este modelo de agregación empresarial se caracteriza por grupos de Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) interdependientes que operan en un área geográfica reducida. La peculiaridad de esta integración es la ausencia de una «cabeza directiva», cuyo sistema funciona al estilo de los antiguos «laboratorios» del Renacimiento, compartiendo valores, cultura e historia.
Italia no ha escapado de las turbulencias económicas mundiales y ha visto afectada la calificación de las notas de sus deudas soberanas, debido a su alta deuda pública, políticas fiscales laxas, necesidad de financiamiento y freno a su crecimiento económico. Todo esto ha repercutido sobre el mercado laboral y el país ha tenido que aplicar cargas tributarias adicionales incluidas en los dos programas de austeridad aprobados por el Gobierno en los últimos meses, para ahorrar en total unos 100.000 millones de euros.
El Gobierno hizo fuertes correcciones en sus previsiones con respecto a su crecimiento económico para lo que resta de este año, considerando una desaceleración del consumo de las familias debido a la tasa de desempleo superior a 8%. Actualmente la deuda pública de Italia es de unos 1,8 billones de euros y representa 120% de su PIB. Sus necesidades financieras son tan altas que rebasan los recursos disponibles del Fondo de Estabilización Financiera Europea, lo que pone en duda que países como el Reino Unido, Holanda, Alemania y Francia por si solos sean capaces de contener la crisis financiera italiana. Las economías emergentes y el Fondo Monetario Internacional, según sean tomados en cuenta, jugarán un rol preponderante en la recuperación de Italia.