La producción de alimentos: retos e interrogantes
Retos y responsabilidades de la OMC
Con admiración y aprecio a mi tío Ives Harrar B.
«Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación»
Proverbio árabe
Alo largo de la última década, el Reino de Marruecos ha demostrado su compromiso hacia la liberalización económica y a una, cada vez mayor, apertura hacia el exterior, como así lo evidencia la firma de importantes acuerdos comerciales en el ámbito internacional.
Su gobierno ha realizado esfuerzos en la promoción del desarrollo del sector privado y estas reformas han dado buenos resultados. Una década de logros en la estabilización macroeconómica, progresiva liberalización económica y desregulación, y el lanzamiento del programa de privatización han creado unas sólidas bases para el desarrollo del sector privado.
Sin embargo, el desarrollo modesto del sector privado sugiere que las políticas de reformas macroeconómicas, de liberalización y privatización diseñadas para crear una sólida base de promoción del sector privado no han ido demasiado lejos.
Las reformas macroeconómicas y estructurales, emprendidas desde hace una década, dejan vislumbrar perspectivas de crecimiento favorables para la economía de Marruecos, que debería registrar una tasa de crecimiento de 4,3% en 2011 y 5% en 2012. De igual manera, se prevé una tasa de inflación de 2,2% tanto para 2011 como 2012.
Dos grandes transformaciones, aunque incompletas, se han desarrollado en ese país: 1 La progresiva integración de Marruecos en la economía internacional, mediante reformas en sus políticas comerciales, eliminando restricciones cuantitativas a las importaciones y reduciendo y racionalizando sus tarifas arancelarias. 2 Transformación que se refiere a la redefinición del papel económico del Estado; los continuos desequilibrios presupuestarios presionan la actuación pública, combinados con la revisión de las estrategias de desarrollo que han caracterizado a esta región a lo largo de tres décadas tras los sucesivos procesos de independencia, creando el espacio necesario para que el sector privado asuma el protagonismo del desarrollo económico. Es aquí donde las reformas estructurales y los programas de privatización adquieren un protagonismo relevante.
Riesgo económico-financiero
La crisis ha marcado un punto de inflexión en la expansión económica de la última década, aunque es poco probable que conlleve a una fuerte recaída de la actividad en los próximos años. La inflación, mientras tanto, se mantiene contenida por debajo de 2%.
Su estructura económica no ha experimentado cambios significativos en los últimos años. Las manufacturas continúan siendo el principal activo de la industria marroquí, aportando más de 30% del Valor Agregado Bruto, mientras que la agricultura aporta alrededor de 14% empleando cerca de 45% de la población.
Marruecos tiene en los países europeos a sus socios comerciales más importantes, entre ellos, España: 40% de las exportaciones marroquíes tienen como destino la Unión Europea, donde Francia y España continúan siendo los dos socios más importantes.
También Europa se configura como el suministrador principal de importaciones de Marruecos, con España y Francia aglutinando más de 50% de las importaciones totales de bienes.
El creciente desarrollo industrial de Marruecos y las rebajas arancelarias resultantes de la aplicación de acuerdos comerciales son las causas de que Marruecos haya registrado crecientes intercambios comerciales en los últimos años.
El dinamismo de las importaciones en los últimos años ha llevado el saldo de la balanza por cuenta corriente a terreno deficitario. Las necesidades de financiación de la economía se sitúan actualmente por encima de 4% del PIB.
Factores de riesgo para la economía marroquí: 1 La dependencia de su comercio exterior con la Zona Euro, 2 La previsible caída de la inversión extranjera directa en un contexto de fuerte restricción de crédito y 3 Los riesgos asociados a la producción agrícola, muy condicionada por los factores meteorológicos.
Riesgo político y el Frente Polisario
En Marruecos, los conflictos derivados por la ocupación del Sahara Occidental continúan siendo la principal preocupación en materia de política exterior. En el ámbito interno, la monarquía de Mohammed VI tiene entre sus principales retos la profundización de las libertades individuales y colectivas de los ciudadanos del país y la progresiva reabsorción de la pobreza impulsada por los recientes acontecimientos intitulados por algunos como la «primavera del Magreb».
El Sahara Occidental está incluido en la lista oficial de 16 territorios no autónomos reconocidos como tales por el Comité de Descolonización de la ONU.
Dicha región, descolonizada por España, ha sido severamente golpeada por distintos conflictos. El territorio está ocupado actualmente casi en su totalidad por Marruecos, y es rechazado, entre otros, por el grupo independentista Frente Polisario, que proclamó su independencia en 1976 creando el estado de la República Árabe Saharaui Democrática (Rasd), reconocido hasta el momento por 81 países. La Rasd administra la región no controlada por Marruecos, el cual denomina oficialmente al territorio como sus Provincias Meridionales.
Los conflictos han llevado a enfrentamientos armados. Sin embargo, se han establecido múltiples conversaciones entre las partes, siendo el mediador la ONU. Marruecos sostiene que su plan de autonomía es la única salida viable a un conflicto que dura más de 30 años, mientras que el Polisario apuesta por la celebración de un referéndum en el que la independencia sea una de las opciones.
La sociedad marroquí, pluriétnica y multicultural, tiene por delante un rol preponderante en la armonización de las relaciones políticas entre el mundo árabe con el resto de los países; considerando que en América Latina la diáspora marroquí ha hecho tantos aportes, debemos impulsar un mayor acercamiento con este magnífico crisol cultural africano.