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El Reino de Noruega mantiene una estructura económica propia de los países más desarrollados del mundo, donde más de alrededor de dos terceras partes de la mano de obra se dedica al sector terciario y en donde existe un componente singular al ser uno de los principales países productores de petróleo y gas natural de Europa que le aporta una riqueza en torno a la cuarta parte del total nacional.

Dicho país cuenta con una economía próspera y rica, al combinar una actividad de mercado libre con intervención estatal dando lugar a que su población viva en un estado de bienestar, con bajos niveles de desigualdad y de corrupción. El gobierno controla áreas claves, tales como el vital sector del petróleo. El país se encuentra ampliamente provisto de recursos naturales (petróleo, energía hidráulica, pescado, bosques y minerales) y es dependiente de su producción de petróleo y los precios internacionales del mismo. Para mayo del presente año, el petróleo y gasolina constituyeron el 60% de las exportaciones.

Noruega optó por permanecer fuera de la Unión Europea durante un referéndum en 1972 y nuevamente en 1994. Sin embargo, Noruega, junto con Islandia y Liechtenstein, participan en el mercado único de la UE a través del acuerdo del Área Económica Europea. Las principales razones por las que la población noruega rechaza entrar en la UE son el gran nivel de vida del que disfrutan producto a los grandes ingresos por producción del petróleo y, el ingresar a la UE tendría un papel de transferencia de recursos económicos a países más débiles.Aunque posiblemente con la calidad de vida más alta del mundo, los noruegos comienzan a preocuparse, ya que se estima que dentro de las tres próximas décadas el petróleo comience a escasear. En consecuencia Noruega ha estado guardando su superávit presupuestario impulsado por el petróleo en un fondo estatal, el cual es invertido en su mayor parte en el exterior.

Noruega dispone de una economía modelo basada en la sociedad del bienestar y convenientemente diversificada en distintos ámbitos. Por ello, se aúnan sectores más tradicionales como la construcción naval, la metalurgia o la minería, con otros campos más punteros desde el punto de vista tecnológico, como la química o la informática. No en vano, el PIB de Noruega ha crecido más de un 100% en la última década.

Según el Banco Mundial, Noruega es el segundo país del mundo en renta per cápita, segundo país en esperanza de vida para hombres, segundo país con más médicos en activo por habitante, y el cuarto país del mundo con mayor penetración de Internet entre su población así mismo ocupa décimo tercera posición para el año 2011 en el Informe de Competitividad Mundial del Instituto para Gerencia del Desarrollo (IMD, por sus siglas en Inglés) ubicado en Suiza. Visto desde un punto de vista global, la conjunción de todos los indicadores macroeconómicos, así como su puntuación en el índice de desarrollo humano, convierten probablemente a Noruega en la nación del mundo con una de las mejores condiciones sociales para vivir.

El transporte público en Noruega está menos desarrollado que en muchos países europeos, especialmente fuera de las ciudades. Esto ha sido debido a la baja densidad de su población, como también sus estrechas y largas costas. Por ello, Noruega conserva antiguas tradiciones de transporte por agua, pero el gobierno noruego ha favorecido en los últimos años al transporte por ferrocarril, por carretera y transporte aéreo a través de numerosas filiales para el desarrollo de la infraestructura del país.

Atentado del 22 de Julio

El día 22 de julio de 2011, Noruega sufrió el primer atentado terrorista de gran magnitud de su historia con la explosión de un carro bomba en Oslo y la masacre en la isla de Utoya, en la que perdieron la vida muchas personas inocentes.

La naturaleza y la escala de los ataques dejaron claro la intención del autor en perjudicar al sistema político del país y de sacudir las bases de su sociedad abierta. El hecho de que la nación nórdica tenga previsto celebrar elecciones locales a nivel nacional en septiembre profundiza aún más el impacto de los ataques.

Estos ataques sin duda pueden tener múltiples lecturas y ciertamente constituyen un enigma el por qué un país rico, próspero y pacífico, como lo es Noruega, ha sufrido una masacre y un ataque con explosivos perpetrado por uno de sus propios ciudadanos. La tasa de desempleo relativamente baja y la fuerte economía de Noruega hasta la fecha han ayudado a evitar problemas de tener ciudadanos insatisfechos y desilusionados que los guíen a ideas extremistas. Sin embargo, preocupa mucho a la ciudadanía noruega la integración de los inmigrantes procedentes de países en desarrollo a su sociedad.

Los ataques han forzado a los líderes del país a fijarse en la posible amenaza que suponen los extremistas y terroristas y a poner atención a la cultura de la tolerancia e inclusión étnica y multicultural.

Si bien muchos de los países con ingentes reservas de hidrocarburos deben emular el óptimo uso que los noruegos le han dado a sus recursos no renovables, la precariedad en la gobernanza y el discurso excluyente de algunos países igualmente ricos en yacimientos petrolíferos pudiesen desencadenar en situaciones disociadas que atenten contra la estabilidad de sus conciudadanos.