Sudán del Sur: secesión y utopías

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Muchos apuestan a que la división de Sudán traiga consigo la paz.

La declaración de independencia del sur, oficializada el 9 de julio de 2011 con la fundación de la República de Sudán del Sur, culmina un largo proceso iniciado en 2005 con la firma del Acuerdo Integral de Paz, que contemplaba la distribución de la renta petrolera y la celebración del referendo, en el que se decidió, en enero pasado, que la región meridional no seguiría integrada al país. Así nació el Estado número 54 de África y la nación número 242 en el mundo.

Con este paso, los sudaneses pretenden dejar atrás el triste recuerdo de guerras civiles intermitentes desde el momento en que la nación, entonces la mayor de África, se independizó de Gran Bretaña hace más de 50 años. Los conflictos no solo fueron resultado de un enfrentamiento religioso entre los musulmanes del norte y los cristianos y animistas del sur, sino también de la lucha por el control de los recursos naturales.

Sudán del Sur tiene una población de más de ocho millones de habitantes, una superficie de 619.745 km2, sus principales idiomas son el inglés, el árabe (ambos oficiales), el árabe Juba, el dinka, entre otros; conviven las religiones tradicionales y el cristianismo; y tiene la mayor concentración de recursos petroleros.

Ahora, debe enfrentar una serie de desafíos: uno de los países menos desarrollados del mundo; con la peor tasa de mortalidad materna: por encima de 80%; mayor número de niños menores de 13 años sin ir a la escuela; 84% de las mujeres son analfabetas; y en su relación con Sudán (norte) debe dividir las deudas y petróleo, disputas fronterizas, ciudadanía, seguridad, además, hay por lo menos siete grupos rebeldes activos.

Cabe destacar que Sudán del Sur tiene tres generaciones de niños y niñas que nunca vieron un salón de clases: la educación fue el sector que más sufrió durante la segunda guerra civil, que se extendió desde principios de los años 80 hasta 2005, cuando se firmó un acuerdo de paz. La región tiene también un precario sistema sanitario.

Sudán, antes de la separación, con sus iniciales 2.505.813 km², era el décimo país más extenso del mundo, posición que ya dejó de ocupar al restarle la superficie actual de Sudán del Sur, y pasar a convertirse en el 16º país más extenso del mundo.
Por su parte, Sudán del Sur pasó a ocupar el puesto 45º de la lista mundial de países más extensos, pero sin acceso al mar.

El día de la proclamación fue memorable y emotivo; el pueblo ha expresado su alegría públicamente. Sudán del Sur (su capital es Juba) nació a pesar de la oposición de Sudán (con capital Jartum) y gracias a un voto mayoritario en el referendo que se llevó a cabo en enero 2011. Sudán del Sur, a pesar de su extensión territorial, apenas posee menos de 100 kilómetros de carretera pavimentada.

Durante la segunda guerra civil sudanesa, que ha durado más de 20 años, fueron asesinados aproximadamente 1,9 millones de civiles en el sur, y otros más de cuatro millones fueron desplazados de sus hogares. El costo de la guerra ha marcado muchos contrastes: enfrentamientos de índole político, religioso, étnico, económico, sin olvidar que entre 75% y 80% de la producción petrolera de Sudán viene de los campos que se encuentran en el sur y estos recursos representaban 56% del presupuesto de Sudán del Norte en 2009. Desde los acuerdos de paz de 2005, los ingresos de petróleo son divididos en partes iguales entre Jartum y Juba.

También hay que agregar la definición de la nacionalidad sudanesa. El Movimiento Popular de Liberación de Sudán (Mpls) tiene fuertes bases en el norte. Todas las personas étnicamente sudistas, pero nacidas en el norte, están hoy día en una situación difícil: son rechazados por el norte y no son bienvenidos por Sudán del Sur tampoco.

La cooperación internacional bilateral, como también la de las Naciones Unidas, puede jugar un gran rol, asimismo la diplomacia internacional.

El propósito de la ONU es destacar la obligación internacional de apoyar al pueblo de Sudán del Sur en sus esfuerzos por construir una nación estable, fuerte y en última instancia próspera.

Por los momentos, el Banco Mundial (BM) otorgará $75 millones a la República de Sudán del Sur en apoyo al desarrollo de los programas de atención médica, infraestructura y empleo del nuevo país, que ya solicitó su integración a esa institución financiera.

Este monto será entregado al fondo fiduciario del país que deberá destinarlo al desarrollo de la atención médica, la infraestructura y la creación de empleos para los sudaneses del sur y, en particular, para las campañas de vacunación de la población infantil. Su gobierno debe prestar más atención al desarrollo del sector agrícola y privado.

Entre Sudán y Sudán del Sur, la tolerancia, el entendimiento mutuo y una mejorada cooperación entre ellos son la única opción para la coexistencia pacífica y el desarrollo común; y se espera que ambos países sigan centrándose en la situación general de la paz y el bienestar de los dos pueblos, así como en encontrar una solución apropiada para los temas pendientes del Acuerdo de Paz Integral a través del diálogo y la negociación.

Es paradójico que por medio de la secesión algunos pueblos crean conseguir la independencia, cuando verdaderamente esta se consigue es fortaleciendo a múltiples instituciones necesarias para garantizar el desarrollo pleno de sus ciudadanos.

A largo plazo, ya con los ánimos apaciguados, los sudaneses volverán a reconstruir sus vínculos y propugnarán movimientos de reintegración político-territorial -salvo que otros intereses se opongan solapadamente- como probablemente lo harán en las próximas décadas otros pueblos limítrofes de la América hispanoparlante con raíces e intereses comunes que en el subconsciente colectivo anhelan reunificarse, como lo preconcibieron nuestros libertadores y lo atisban hoy los giros de diversos bloques de integración regional.